Viajar en furgoneta, all we need is road (1 de 3)

FURGONETEAR: Viajar en furgoneta (nuestro Bubús), dejarte sorprender,
improvisar, disfrutar de lo pequeño, ser una piña...
Así viajamos en familia, conocemos mundo, compartimos experiencias, crecemos juntos.

Desde hace tiempo viajamos así.
Viajar en furgoneta es viajar sin prisas, con sorpresas.
Es una forma de conocer mundo como tantas otras,
pero que a nosotros nos hace felices y nos abre un mundo lleno de posibilidades.

Muchos nos preguntáis cómo hacemos,
que os mostremos cómo nos organizamos en nuestros viajes...
Así que aquí os enseñamos un poquito.

La primera clave es serenidad. 
Tener claro dónde quieres llegar, pero dejar abierto cuándo quieres llegar.
Tomarse el viaje con calma,
dejarse llevar por las sorpresas que van apareciendo en el camino.
Y si no se llega, pues otra vez será.
Pero disfrutar de cada minuto al 110%.

El "Bubús", así llaman nuestros hijos a nuestra *furgo, se convierte en nuestra casa.
Y el jardín es el mundo.
Un mundo lleno de posibilidades, con un ocio sencillo pero que no se olvidará jamás.
Sin lujos, pero intenso de experiencias.

La segunda clave: sencillez. 
Los juguetes: pinturas, libros y la juguetería más grande que existe: la naturaleza.

Viajamos ligero, sólo con lo necesario.
Nada de maletas enormes de las que luego no usamos la mitad.
La ropa va clasificada en cajas por días. Así ni se moja, ni se mancha.

Encontramos un sitio bonito y agradable para descansar.
En poco tiempo movemos todo por los huecos del coche,
colocamos los tablones sobre los asientos plegados, las colchonetas...
¡Vualá! Ya tenemos nuestra casa.
El resto de tiempo es para jugar y descansar.

Es sorprendente cómo los niños se entretienen con lo que la madre Tierra nos da.
Cómo disfrutamos sus padres jugando con ellos.
Uno de los mejores recuerdos que tienen nuestros hijos,
es el día que hicieron una granja de caracoles con piedras, palos, hojas e inquilinos.

Las comidas son muy divertidas.
Podemos cocinar todos en el hornillo y cada día cambiamos de comedor.
Comemos muy variado y casero.
Todos los días uno se cruza con un supermercado, un mercadillo y vamos aprovisionándonos.

Pero eso sí, hay que prever un poco donde vas a dormir.
A lo mejor hay que coger provisiones para varios días.

El menú lo ideamos más o menos en casa.
Incluso si hay algo nuevo lo probamos antes.
Gracias a Dios nuestros hijos son muy comilones y les gusta de todo,
especialmente probar sabores nuevos
y les encanta degustar cosas típicas de los sitios donde viajamos.

Después de varios días, buscamos un cámping donde descansar un poco más amplio,
jugar con otros niños y sobre todo...

¡Lavar la ropa!
No os podéis imaginar lo divertido que puede ser hacer la colada en familia.

Algunas veces, visitamos la lavandería,
por todos lados hay puntos donde por nada puedes lavar y secar la ropa.

Y otra vez nos ponemos en marcha. 
Portear ocupa menos que llevar el carrito. En estos viajes, el espacio es crucial.

Encontramos sitios mágicos. Nos bañamos en playas, lagos, ríos. 
Y después, con la ducha portátil que llevamos y jabones naturales,
¡como si estuviéramos en casa! 

Disfrutamos de siestas campestres.

De comidas inolvidables en lugares preciosos.

De ratitos relajantes de lectura en nuestra casa con ruedas.

Y de cenas que acaban bajo la luz de las estrellas. 
Cuando uno deja de tener prisa, sabe disfrutar verdaderamente de las pequeñas cosas.

Ya sea el mar...

O la montaña.
Cualquier sitio es perfecto para descubrir.

Hay ciudades y pueblos en los que se puede pernoctar.

Y se conoce a gente maravillosa que aunque viaje en moto, bici...
Lleva la misma tranquilidad.

Nuestros hijos no necesitan grandes cosas para pasar el rato.
Se tienen el uno al otro. Nos tenemos.
Cualquier momento y lugar puede ser bueno para jugar.

Aprender cosas sencillas.
Sin darnos cuenta conocemos historia, geografía, ciencias, matemáticas, idiomas...
Pero sobre todo, a valorar lo que tenemos.

 Entre todos pensamos la ruta, buscamos los sitios que nos apetece conocer.
Aprendemos a usar mapas y planificar las excursiones. 
Lo bueno de hacerlo entre los siete es que está a gusto de todos.
Todos acabamos viendo lo que queremos.

Cuando llegamos a casa, sorprende que aquello vivido deja huella. 
¡Hasta poner lavadoras sale de los niños!

¡Es algo auténtico, nos hace felices!
Pepe, el mediano, no dibuja coches de carreras. Para él lo mejor, es el Bubús.

Es un mundo lleno de posibilidades.
Cada vez disfrutamos juntos de viajar así en familia.

Con este post, queremos dar gracias especialmente
a todas las personas que hemos ido conociendo en ruta.
Por las experiencias compartidas y la amabilidad de tanta gente que sin conocerte,
te regala la mayor de las sonrisas desde el minuto uno.
Nos queda mucho por conocer y mucho kilómetro por recorrer.
¡A conocer mundo!
ALL WE NEED IS ROAD!