La Ruta de los Castillos (Segovia)

Segovia, la ciudad donde nació mamá, la provincia del acueducto,
nos espera para recorrer su ruta de los castillos.
Cuéllar es el comienzo de nuestra ruta.
Visitamos su majestuoso castillo, concebido para ser inexpugnable.
Disfrutamos de una maravillosa visita
y de una estupenda guía que supo captar la atención de niños y mayores.

Demuestra un pasado lleno de luchas, de linajes, de historias que emocionan a todos los públicos.
Conocimos la historia del ducado de Alburquerque,
que con gran ingenio se hizo casi con el poder diplomático de medio Reino.

Mirar el horizonte desde su torre más alta,
imaginar cómo fue su pasado, sentirse centinela del castillo.
Aprender que no llevaban cascos, sino yermos.
Y que los mandobles vienen del nombre de la espada que servía para destrozar armaduras
y no se lo inventó el jefe de Mortadelo y Filemón.

Descubrir sus trampas y misterios. Una verdadera obra de ingenio.
La visita guiada merece la pena. Además se puede ver una visita teatralizada
que ayuda a transportarse a la Edad Media.

Correteamos por el patio de armas, convertido en patio de juego de un instituto.

Tras disfrutar un delicioso picnic bajo las murallas del castillo
y dar un paseo por la localidad,
nos ponemos en camino a nuestro próximo destino.

Y lo mejor del día,
lo que más pudimos disfrutar, fue la genial compañía de Alberto, Vero, e hijos.

El castillo es una de las mejores muestras del mudéjar español.
Con unas formas elegantes y perteneciente a la Casa de Alba (¡Olé el poderío...!)

Además está rodeado por un parque que hizo las delicias de los chicos.
Aunque cuando se transforman en caballeros y juegan a luchar,
se les va un poco de las manos...

Mateo, convertido en el marqués de Cenete,
buscando rescatar a su prometida, María de Fonseca (su hermana María)

Y nuestro último destino de la jornada nos coloca en la capital segoviana.
Disfrutamos de un precioso atardecer observando la campiña
con el casco histórico a nuestras espaldas.


El Alcázar era nuestro tercer punto de esta ruta,
pero ya era tarde para llegar a él.

¡Y la noche es joven!
Segovia tiene un encanto excepcional de día y de noche.
De día se puede disfrutar de sus moumentos con la Sierra de Guadarrama como telón de fondo.

Y de noche posee un romanticismo especial.
Calles que animan a pasear por su idea de dar preferencia a los peatones,
y gente especial que nos hace sentirnos en casa.

Además tiene mucho espacio para jugar, para que los niños puedan caminar con seguridad.
Y si encima podemos montar un teatro de sombras, pues mejor que mejor.
La ruta de los castillos contempla otros castillos, pero implica pernocta en ruta.
Dada la cercanía a la capital española, decidimos partirla para hacerla en un plan de día.

Nuestra ruta de los castillos ha sido un regalazo.
Encima algunos de los niños están estudiando esta época en el colegio,
con lo que pudieron explorar con todos los sentidos aquello que están estudiando.

Y en especial, gracias a la familia de Vero y Alberto, que tanto cariño les hemos cogido.
Unos valientes que han conquistado nuestro castillo Pompas.

¡Segovia enamora!