Burdeos (Francia)

 Burdeos, "La Perla de Aquitania". La capital del vino, Camino de Santiago... 
Ahí es donde nos lleva nuestro Bubús.
Está situado junto a la costa, en las orillas del río Garona.
Es Patrimonio Mundial de la Humanidad y no es para menos.

Nos subimos a nuestros patinetes para recorrer la ciudad de cabo a rabo,
y nos marcamos un nuevo récord: 27 kilómetros.
Es muy fácil transitar por ella por la cultura de bicicleta,
pero además el suelo es liso y apenas hay pendiente. 
¡Aquí comenzamos, en la puerta de Cailhau, una de las seis magníficas puertas de la ciudad,
con muchas ganas de descubrir y recorrer muchos kilómetros!

Continuamos hasta la Place de la Bourse, con su famosa fuente de espejo.
Es una de las fotos más famosas de la ciudad, pero con el calor que apretaba 
fue imposible captar la típica foto.

Y entre kilómetro y kilómetro nos paramos un ratito en la Iglesia de San Luis.
Las iglesias que hay por la ciudad son una pasada, 
van asomando sus enormes torres por el skyline y están genial para situarte.
Vidrieras geniales llenas de color, altas y un ambiente de tranquilidad.

A los niños les encanta buscar las cosas que van aprendiendo de arte:
los rosetones, los arcos ojivales... 
Pero los más pequeños siguen buscando gárgolas y si suenan las campanas, 
intentan encontrar a una personilla jorobada moviéndolas.

Y uno de los sitios que más nos gusta conocer: los mercados.
Aunque hay que hacerse a los horarios. 
Una de las cosas que nos encanta cuando salimos de España 
es que los comercios siguen cerrando para parar a comer 
y que no es fácil encontrar algo abierto un domingo. Puede parecer una limitación, 
¡pero todos tenemos derecho a descansar!

Y tras hacer unas ensaladas y unos bocadillos nos vamos también a descansar
a uno de los parques de la ciudad. En concreto al Parque Público.
Es un sitio lleno de sombras y aves, que si te descuidas te dejan sin bocadillo.

Si viajas con niños, hay que equilibrar muy bien los descansos con la actividad.
Más vale dejar de ver un monumento a que acabe siendo un castigo para alguno de los niños
y que esto nos pase factura.

Y tras recargar pilas seguimos con nuestra expedición por Burdeos en patinete.
Todo lo que nos rodea tiene una aire monumental precioso y está muy limpio y cuidado.

Y sus callejuelas son muy agradables, con poco tráfico y mucho encanto.

No puede faltar una bonita pastelería con deliciosos dulces. 
Puede haber una juguetería al lado, pero seguro que se paran en el escaparate de una pastelería. 
¡Es la guinda que pone al rico picnic!

Seguimos nuestra excursión hacia la plaza de Saint André. 
Un sitio precioso en cuyo centro se sitúa la Catedral de Burdeos Saint André.

Su campanario está separado del resto de la iglesia. 
Pablo dijo que el arquitecto se olvidó hacer una línea...
Y no siempre apetece hacer alguna foto, por eso cada vez que mamá disparaba poníamos caras.
¡Santa paciencia que tiene!

Nos encanta la cultura de bicicleta del centro de Europa.
Pero claro, a parte de tener la ciudad acondicionada,
lo más importante es que la gente está acostumbrada.
Los coches van por su sitio y dan prioridad a la bicicleta o patinete.
Cuando se circula en patinete por donde hay gente,
o bien se baja uno y camina o va al ritmo del peatón.
Así todos podemos convivir y disfrutar.

En el casco histórico cualquier plaza, edificio, calle, es digna de admirar.
Además hay pequeñas sorpresas de vez en cuando.

Y no hay ciudad grande en Francia sin un obelisco. 
Éste, de mármol, está en la Plaza de la Victoria, junto a su arco.

Y al lado nos encontramos una gigantesca tortuga de bronce... 
¡Se podía cocinar un filete en su lomo de lo que quemaba!

Edificios con encanto...

Y el Arco de la Victoria.

 Y nos encaminamos al campanario que hemos estado observando desde que llegamos a Burdeos.
Saint Michel, con sus 114 m, llama la atención desde cualquier lugar. 

Y los más chulos del barrio posan en una callejuela aledaña. 
¡Llevamos más de 20 km en patinete y seguimos vivos!

Nos encanta fijarnos en los detalles. Sus farolas, sus forjados... 
Todo va en consonancia con el entorno.

Y con las manos abiertas nos despedimos de esta ciudad monumental,
desde las puertas de su teatro.
Agradecidos por su belleza y por la acogida.
Os recomendamos al 100% esta ciudad.
Ya sea de camino o como excursión por la zona.
Nos vamos agotados, satisfechos y mirando en el plano el próximo destino.
¡Mercy Burdeos!