Valdemaqueda (Madrid)

Hoy os traemos una escapada de día, si vivís en Madrid o alrededores.

Teníamos ganas de conocer este pueblo y uno de sus tesoros.
Valdemaqueda se encuentra en la Sierra de Guadarrama, en la Comunidad de Madrid, a una hora de la ciudad, un pueblo pequeño colindante con la provincia de Ávila.

Íbamos con una idea, encontrar su puente romano, sin saber dónde estaba ni cómo se llegaba, a la aventura, como nos gusta a nosotros, y cómo siempre, nuestra idea no nos decepcionó.

Un puente romano, el río Cofio, árboles desnudos, suelos llenos de hojas, pinares llenos de piñas con piñones, un día fantástico.

El agua estaba helada, pero no quita que no la tocaran para comprobar.
Volveremos en verano para bañarnos, porque haciendo frío se disfruta, haciendo calor se tiene que estar muy a gusto.

No sé que tiene este puente, con estas aguas y sus rocas, que nos ha encantado.

Será que había poca gente, éramos tres familias disfrutando del día, será su soledad, su tranquilidad, será que es una zona perdida del ruido de la ciudad.

Largos caminos para perderte, muy llanos, limpios y respetados.
Llenos de encinas, robles y pinos.

Disfrutar de la naturaleza, encontrar setas muy variadas y de muchos tamaños.
Ahí está Pepe enseñándole a Mateo que las setas no se tocan, porque a parte que pueden ser venenosas, si las tocas se estropean y se mueren, porque son muy frágiles.

Trepar rocas y encontrarte una con forma de escalera y los niños piden su foto de hermanos.

El camino es sencillo, apto para todas las edades, te puedes perder en ellos, son largos y visibles.
Nosotros fuimos por la ribera del río, y pudimos disfrutar de diferentes estados de la naturaleza: árboles desnudos sin hojas, árboles perennes, rocas llenas de musgo, juncos, hojas en el suelo secas, tramos llenos de tréboles verdes, pastos verdes llenos de fango...

Mirad qué verde intenso, vida, eso sí, lleno de humedad y fango, por eso los niños están encima de "la isla".

Hace tiempo nos dimos cuenta lo que se puede disfrutar con las manos vacías.
Un día se nos ocurrió jugar con los niños a "no se puede llevar nada". En casa, cada vez que vamos a salir, donde sea, preguntan "¿me puedo llevar algo?", y ese algo se convierte en una pelota, una muñeca, unas construcciones, un cubo... Probamos un día y dijimos "hoy no os llevéis nada, vamos a jugar con la naturaleza". Y así fue. Un palo, unas piñas, unas piedras, unas hojas, muchos palitos, unas bellotas... "El sol hace sombras, ¿hacemos figuras?"... Y así ellos mismos van descubriendo que hay muchas formas de divertirse y jugar.

Con unos palos se pusieron a hacer agujeros, por si algún animal necesitaba guarida o necesitaba un refugio.

Ellos se crean sus grupos, sus clubs (como lo llaman ellos), y se inventan sus retos y se van superando según los van consiguiendo.

Juegos llenos de imaginación donde tú también puedes participar, porque los mayores también somos niños.

Ellos son felices, están contentos, y os aseguro que no echan nada en falta.
¡¡Probadlo, os sorprenderán!!

Y os contaré, como secreto, que esta excursión tenía una finalidad...
¡¡Recoger piñones!!
Lo tenían muy claro, querían recoger piñones para que mamá les haga lombarda con piñones, sí, les encanta, y ellos querían colaborar encargándose de los piñones.
Cogieron pocos, pero la lombarda se la haremos.

Una escapada perfecta en familia, divertida, para todos, con un picnic fantástico, en una zona increíble para descansar de la rutina diaria.