Jaén

Jaén es un sitio muy especial para la familia Pompas. 
Papá se crió ahí en las vacaciones de la infancia, rodeado de familia.
Y siempre que podemos, vamos a recorrer sus cuestas.

Jaén es una ciudad muy antigua y se pueden visitar varios lugares que así lo demuestran.
Creció a las faldas del Castillo de Santa Catalina y sus sierras. 
Pero lo que más impresiona es que hasta donde alcanza la vista
se extienden los campos de olivos.

Es una ciudad llena de callejuelas estrechas y con encanto. 
De plazas sencillas pero bonitas.
¡Y sobre todo cuestas!

Uno de los edificios más imponentes es el de la Diputación, frente a la Catedral, 
donde se pueden ver un sin fin de preciosas procesiones en Semana Santa.

Nos encantan los pequeños detalles, como los balcones. 
Aquí, como casi todo está en cuesta, se pueden obtener perspectivas cambiantes.

Y con toda seguridad, su edificio más imponente sea la Catedral.
Además de tener una entrada gratuita, algo que se agradece en un templo religioso.

Sus torres se levantan soberbias y destacan sobre la ciudad.

Esta obra renacentista es parada obligatoria en la ciudad.
Además, por la zona, puedes tomarte una caña con tapa contundente bastante económica.

Y parada para refrescarse un poco. 
En verano puede ser que las fuentes no funcionen por escasez de agua.

Jaén está llena de callejuelas para perderse por todo el casco antiguo,
como la de las almenas.
Papá nos contaba que antes los coches iban por aquí, 
y que el en 127 verde chillón del tío Rafa viajaban 7 personas con maletas...

Éste es uno de los barrios más característicos de Jaén: San Ildefonso.
Tiene una iglesia preciosa, una muralla medieval...
Pero sobre todo es famoso por sus bares.
Y es que siempre hemos oído decir que
"en Jaén hay más bares, que iglesias en la Ciudad Eterna".

Y desde aquí observábamos el Castillo de Santa Catalina, 
con ganas de subir a imaginar los asaltos de tiempos ancestrales.

Y allá vamos.
Esta antigua Alcazaba fue conquistada por Fernando III, 
que amplió el castillo cristiano que se visita hoy.

Todos los castillos despiertan una ilusión por conocer y cotillear todos los rincones.
Y probar a subirse cada vez más o hacer algo cada vez más arriesgado.

Las murallas se alzan imponentes, en un cerro ya de por sí majestuoso.

Hoy en día también se erige el Parador en el Castillo,
 donde se pueden observar las mejores vistas de la ciudad.

Y desde lo alto de su cruz, toda la extensión de la provincia, 
denominada Paraíso Interior.

Y por supuesto, no podemos irnos de la provincia sin visitar un olivar

Y apreciar lo que dentro de poco se convertirá en el oro verde tan famoso de estas tierras.

Nos vamos de Jaén contentos de haber vuelto a visitar a la familia de papá,
 cansados de recorrer sus cuestas
y sobre todo felices de volver otra vez a esta tierra maravillosa.