Murcia nos recibe con los brazos abiertos y con sus aceras listas para recorrer la ciudad en patinete.
Su catedral es imponente, también fresquita cuando aprieta el calor.
Y es que Murcia es una de las ciudades con menos precipitaciones de España.
Su Palacio Episcopal linda con la catedral,
y es un edificio con un patio encantador y unas escaleras que invitan a subir a conocerlo.
Murcia es una ciudad perfecta para visitar en patinete.
Aceras anchas, zonas peatonales y sobre todo pocas cuestas y calzada lisa.
Así pudimos recorrer la ciudad de punta a punta más rápido, a parte de más divertido.
Nos detenemos para observar la fachada barroca de la catedral
y estas agradables señoras se detuvieron a observarnos a nosotros...
Murcia es una ciudad muy agradable,
nos encantaron sus plazas donde poder corretear sin peligro
y lo fácil que fue transitarla en patinete.
Además, las habas con jamón que nos comimos, ¡queremos más!
Murcia nos deparaba otra sorpresa:
Conocer al fin en carne y hueso a unos grandes amigos.
Carmen y su familia de ocho.
Personas encantadoras que se cruzan en nuestro camino
y que demuestran que este mundo 2.0 bien usado... ¡Mola!
Fue una bendición el ratito que pasamos juntos.
¡Gracias por vuestra acogida!
Y dando gracias a Dios por todos los regalos del día,
nos ponemos rumbo a uno de los lugares emblemáticos de Murcia: La Manga.
Murcia tiene unas playas estupendas para ir en familia.
Nosotros huimos de las que están más masificadas y conocimos esta cala del Cabo de Palos.
No sólo jugamos con la arena y nos bañamos.
Mamá nos dio un repertorio de buena forma y nos enseñó cómo se hace el pino...
Y pudimos ver un precioso amanecer y como los Minions invadían la playa.
Y dejamos atrás unos días muy agradables no sólo por el clima, sino por la compañía.
Nos volvemos a casa inmensamente agradecidos por esta Región,
que hasta ahora no conocían los peques de la familia.
Murcia, una región para conocer en cualquier estación del año.