Mérida (Badajoz)

Mérida fue fundada por el emperador Octavio Augusto 
(el mismo que mandó empadronar a José y María y provocó que Jesús naciera en Belén)
 para que sirviera de descanso a sus soldados veteranos.

¡Y vaya si mola para descansar! 
Entramos triunfales por su puente romano, que atraviesa el Guadiana.

Mérida goza de un tiempo muy agradable todo el año,
aunque el verano es muy caluroso.
Nosotros fuimos al comienzo de la primavera y ya pasamos calor.

Si pensamos en Mérida nos viene a la cabeza sobre todo su legado romano en Hispania.
En el Arco de Trajano comenzamos a conocerlo.

Nosotros aprovechamos a conocer la ciudad
ya que los niños estaban estudiando la Edad Antigua.
Y como siempre, lo primero...
¡A la oficina de información turística!

Y comenzamos por una exposición temporal al aire libre.
¡Qué nos gusta aprender!

¡Y nos adentramos a conocer las ruinas romanas de la ciudad retrocediendo 2000 años!

Y no nos vamos a detener en datos históricos que en cualquier buscador podemos encontrar.
Lo más impresionante al entrar lo dijo el mayor:
"Es increíble que hace tanto tiempo hicieran esto
y siga en pié y luego los edificios nuevos se caen a trozos a los pocos años."

Y así es.
A uno le impresiona como piedra a piedra fue tan bien colocada que sigue en pie.
También es difícil para ellos que era otra época,
que se mataban en las luchas y eso servía de espectáculo,
pero también sirve para explicar que el ser humano evoluciona.

También fue increíble comprobar la acústica del lugar, 
cómo se oye casi la conversación de la gente que estaba ahí abajo.

Continuamos nuestro paseo imaginando cómo fue aquello hace dos milenios.
Incluso interpretaban los dibujos que explicaban cómo había sido la ciudad.

Y nos fuimos a conocer la casa de lujo del Mitreo. 

Les encantó descubrir las estancias y aprender cómo se llaman en latín. 

Planificaban incluso cómo podrían reproducirlas con sus piezas de Lego.

Podéis observar lo bien cuidadas que están estas ruinas.
incluso están techadas para que no se estropeen,
lo que se agradece también por cuestión de lluvia y de calor.

Y las grecas con mosaicos geniales.
De hecho sirvió para que en el coche, 
de vuelta, dibujaran grecas similares.

Y aunque cansados, nos vamos al coche para hacer un picnic, 
coger fuerzas y continuar con la visita.

Una de las cosas que nos encanta de los niños,
es la facilidad que tienen para quedarse absortos con el agua corriendo y aquí,
el Guadiana corre a sus anchas.

Nos vamos al Circo de Mérida,
uno de los más grandes del mundo.

Ahora hemos cambiado las carrozas y corceles por las propias piernas, 
pero se pusieron a jugar a carreras, como antaño. 
Tenía capacidad para unos 30000 espectadores.

Y terminamos nuestra visita a Mérida como en la ciudad natal de mamá.
Bajo el acueducto.

Y aunque no sean los mismos acueductos,
¡No dejan de ser magníficos!
Los niños dejan una pregunta... 
¿Por qué con ese pedazo de río que tiene Mérida,
tuvieron que construir un acueducto? 

Mérida es una ciudad fabulosa, donde aprender disfrutando. 
Cada rincón merece la pena.
¡No dejéis de conocerla!