Dijon (Francia)

¡Dijon! ¡Esta ciudad promete!

¡Como nos estamos divirtiendo buscando monigotes!
En este caso nos toca buscar búhos, luego os contamos porqué.

Esta ciudad está muy cerca del nacimiento del río Sena
y fue fundada en la antigüedad. 

Comenzamos nuestra visita en la puerta Guillaume,
construida en sobre una antigua puerta medieval.

Es una ciudad histórica y muy turística.
Para entretenerse una jornada entera recorriéndola,
descubriéndola y encontrando los 22 búhos
que nos ayudan a no dejarnos nada imprescindible.

Y aunque esta escultura no estaba marcada, nos encantó.
Nos pareció muy dulce la imagen de la madre con los hijos observando una rana...

Y aquí vamos de camino a saludar a la más Guapa.
Camino a la Iglesia de Notre Dame.
Por cierto. Todo el casco antiguo es peatonal y una gozada para caminar con niños.

Nos llamó mucho la atención el campanario,
se sale de lo habitual del gótico que estamos viendo por la zona.
Eso sí... ¡Repleta de gárgolas!

¡Y lo que disfrutamos descubriendo historias de la Biblia en las vidrieras, rosetones...! ¡Espectacular!

Y lo que se observa en esta foto
es la razón por la que a Dijon se le caracteriza por el búho:
Dice la leyenda que cuando se acaricia al búho
que está en la Iglesia de Nuestra Señora concede los deseos...
¡Vamos a frotarlo por si acaso!

Junto a la Iglesia de Notre Dame está el hotel de Vogüe...
Preciso desde el suelo hasta los tejados.

Y si algo caracteriza Dijon.... ¡Es su mostaza!
Y nosotros, que nos encanta probar todas las cosas características de cada zona...
¡Pues nos llevamos un lote de ricas mostazas!
¡A ver cuál pica más!

Siguiendo a nuestro guía búho,
llegamos a la plaza de Saint-Michel,
coronada por la Iglesia que da nombre a la plaza

De aquí pasamos a una zona palaciega espectacular.
El Palacio de los Duques de Borgoña,
que da nombre al condado de Borgoña,
donde estamos.

Anexo se encuentra también el museo de Bellas Artes.

Esta zona muestra la grandeza e importancia de esta ciudad,
sobre todo en un tiempo pasado.

Llegamos a la Plaza de la Liberación.
Perfecta para tomar un cafecito
y refrescarse un poco con las fuentes los días de calor.

Tras refrescarnos continuamos callejeando buscando nuestros búhos.

Y de esta iglesia... Pues ni idea, no encontramos nada que nos indicara,
pero nos dio para hablar del porqué no había esculturas en estos huecos
que estaban preparando para ellos
y pudimos explicar un poquito lo que supuso la Revolución...
Algo que no sabíamos lo que era... ¡Dio para mucho!

Vamos dejando poco a poco atrás el casco antiguo
despidiéndonos de la preciosidad de esta ciudad.

Pero antes de irnos nos quedan dos paradas obligatorias.
Por un lado la catedral de San Benigno.
Con tantos elementos decorativos.
No pudimos entrar porque estaba cerrada...
Seguro que merecía la pena.

Y tomamos un poquito de agua...
¡Ya hemos encontrado el último búho de la ruta!

Nos dirigimos al parque junto a la puerta de Guillaume.
Se trata del parque Darcy.
Perfecto para descansar un poquito y tomar algo fresquito.

 
Guardamos un recuerdo muy especial de Dijon, nos ha encantado.
¡Y siempre nos acordaremos cuando tomemos mostaza de estos momentos!