Friburgo (Alemania)

¡Tras 2000 km... Llegamos a Friburgo!
Una bonita ciudad alemana con mucho encanto.

Desde el primer momento nos llamó la atención
todos los detalles que hay por cada rincón,
mires donde mires.

Con canales de agua, muchas flores y un ambiente muy cuidado.

Su casco medieval nos regala sorpresa tras sorpresa.
Las paredes ocres, los tejadillos de bronce,
las tejas tan matemáticamente situadas...

Es la ciudad de entrada a la Selva Negra,
un paraje boscoso precioso de Alemania.
 También se conoce como capital de la ecología.
Y cómo no, todo el mundo se mueve en bici o tranvía.

La catedral gótica es preciosa.
Su campanario sobrepasa los 100 m de altura,
lo que le hace destacar sobre toda la ciudad.

Las calles están llenas de color,
con sus característica piedra rojiza,
o las fachadas pintadas de colores.

Y detalles no le falta,
como este palacete situado en la plaza de la catedral.
Si llegáis a la hora del mercadillo,
podéis degustar algunas deliciosas salchichas.

Y mientras llenas el estómago,
puedes ir disfrutando cada detalle de la fachada de la catedral,
con todos los elementos característicos del gótico,
 que hacen recordar una clase de arte de la escuela.

Entre bicicletas y adoquines continuamos paseando por la ciudad.

Sin dejar de mirar en todas direcciones,
inventando una historia que podría haber pasado en cada edificio.

Estamos en Alemania... Y esta familia es de buen comer...
Así que con bretzel en mano continuamos nuestro paseo.

Atravesamos la Puerta de los Suabos.
Se trata de una de las puertas
que daban acceso a la ciudad medieval amurallada.

Hoy en día están en pie dos de las cinco torres
que daban entrada a la ciudad y protegían a los ciudadanos.

Y los detalles no sólo están en los monumento o en las fachadas,
en el suelo encuentras decoraciones por todos lados.

Friburgo es una ciudad universitaria.
Muy animada por jóvenes y turistas,
con muchos restaurantes y lugares en los que tomar algo.
Además es una de las ciudades más cálidas de Alemania...
Aunque habrá que ver en pleno diciembre...

Es una ciudad que hemos caminado por cada calle
 y en la que hemos descubierto
un pasatiempo muy divertido para los mas peques...

¡Sacar a pasear al barquito!
Friburgo está repleto de pequeños canales de agua cristalina por todas las aceras.
Los llaman Bächle.
¡Han disfrutado mogollón!

Nos despedimos de Friburgo muy contentos con la visita,
con muy buenos momentos vividos,
muchas cosas bonitas vistas...
¡Y con Lucas convertido en patrón de barco!