Béjar (Salamanca)

Béjar es un municipio salmantino con mucho encanto.

No sólo el pueblo, sino sus alrededores 
están llenos de naturaleza, agua y montañas.
Es paso clave en la Ruta de la Plata, recorrida por tantos peregrinos.

 De origen medieval, de ahí su recinto amurallado, sus torreones y sus almenas,
que tanto disfrute dan a una familia con niños como nosotros.
Además, sus rincones son plenamente accesibles incluso para carrito.

 Pablo y Mateo se dedicaron a jugar por las calles
a ser dragones que asediaban los castillos
y les resultó fácil porque, aunque sus calles son semipeatonales, 
son muy tranquilas para poder pasear con niños sin necesidad de llevarles de la mano.

 
Una de las cosas que nos llamó la atención es la cantidad de caños
que sueltan un agua fresca y rica por muchas calles.
El agua brota de las piedras y se ha ido canalizando por el pueblo.

También esta casa pintoresca con un siglo en sus cimientos nos encantó, 
construida por el arquitecto Benito Guitart.
Hasta la dueña de la casa abrió sus puertas para que pudiéramos cotillear un poco,
muestra del encanto de las personas que hay aquí.

Sus callejuelas son bonitas, a nosotros nos encanta disfrutar mirando para arriba.
Y en Béjar hay muchas fachadas que nos encantaron.
 Hay algunas cuestas, es un pueblo de montaña, pero son perfectas para caminar.
Y como se ve en la foto permiten a los niños ir libremente.

Nuestra pequeña escapada a Béjar mereció la pena. 
Un día radiante y encima nos invitaron a tomar unas patatas asadas al carbón con mosto,
aparte de jugar a todo tipo de juegos medievales porque estaban en fiestas.
¡Béjar, seguro que volveremos!