Palma de Mallorca (Baleares)

Palma de Mallorca, un destino al que viajar en avión con niños
y pasear descubriendo rincones preciosos.

Una de las cosas que más nos llamó la atención,
es la cantidad de campanarios que se divisan por las alturas de Palma.
La primera a la que entramos fue la Iglesia de Sant Antoni de Viana,
una pequeña iglesia con una cúpula impresionante.

Callejeando descubrimos el Claustro de Sant Antoniet,
nos encanta asomarnos a los patios que están abiertos.
Uno descubre auténticos tesoros más allá de lo que viene en las guías turísticas.

Y para relajar un poco los pies carreritas para perseguir palomas en la Plaza Mayor.

En Palma hay muchísimas panaderías-pastelerías.
Todo riquísimo, pero esta panadería, el Fornet de la Soca, nos dejó alucinados.
No sólo por sus productos, sino por la decoración
y especialmente por la alegría de su vendedor.
"Hacer todo bien y con sentido es la última forma de ser revolucionario" G. Frontera.
(Esa cita está en la pastelería y nos la dijo el dueño cuando habló con nosotros)

Y después seguimos caminando y encontramos el edificio Casasayas.
Dos casas gemelas de tinte modernista, recuerda a los edificios diseñados por Gaudí.

Y detrás, el campanario de la iglesia de San Nicolás.

A nosotros nos encanta perdernos por las calles.
Caminar todo lo que podamos y entretenernos con lo que nos apetezca.
Disfrutar de cada escaparate, cada puerta, cada fachada...

Nos detenemos con cualquier cosa...
Pero sobre todo cuando hay algo de comida rica o curiosa.
Comemos con los ojos y de la gastronomía de la zona se aprende muchísimo.

Hay muchos edificios espectaculares, fachadas cuidadísimas.
Edificios con todo tipo de detalles.

Un ejemplo de esto lo tenéis aquí el Ayuntamiento de Palma en primer plano
y el campanario de la iglesia de Santa Eulalia en un plano posterior.

Y como se ve en la foto, esto es lo que pasa cuando recorres Palma en domingo.
No esperes encontrar mucha gente, pero tampoco nada abierto.

Y este momento lo recordaremos siempre.
Cómo un grupo de cotillas acaban conociendo a un grupo de misioneras
en la Capilla de la Adoración Perpetua.

El Ayuntamiento está en una plaza acogedora y muy bonita.
En el centro un gran olivo la preside.
Y en una de las esquinas merendamos una rica ensaimada en la pastelería Ca Na Cati.

Llegamos a la Catedral, probablemente el mayor icono de Palma.
Te hace mirar al cielo, aunque ya entraremos aprovechando el horario de misas.

Nos vamos a la Plaza de España.
Aquí se pueden coger autobuses o trenes a cualquier parte de la Isla.
Tiene un parque muy agradable para descansar un poco.

Y para tomarse una ensaimada de cabello de ángel o coca de patata. 

Y llegamos al edificio del Museo Fundación Juan March.
El edificio es espectacular y se puede visitar de forma gratuita.

Más escaparates bonitos. Disfrutando de la gastronomía de Mallorca.

Cualquier calle tiene encanto, especialmente si dan al mar
(los que somos de interior lo apreciamos más).
Todo el tramo que hay junto a la muralla está lleno de callejuelas preciosas.

La catedral se impone desde muchos sitios de la ciudad.
El paseo que hay a través de la muralla merece la pena
para divisar el casco antiguo de Palma.

Y también a soñar un poco...
¿Qué tendrán esos barcos en su interior? ¿Cuál elegiría?

Palma es famoso por su puerto también.
A él llegan desde cruceros gigantes a preciosos veleros.

Tómate tu tiempo. Mira a todos los lados.

Arriba y abajo...

Y nos vamos a conocer la espectacular catedral.
Los niños alucinan con las vidrieras, les recuerda cuando estuvieron en Notre Dame. Merece la pena entrar.
Aprovechamos a ir a misa y disfrutamos rezando mirando de un lado a otro.

La lámpara que ilumina el altar es espectacular.
Debatíamos si era un barco o una corona.
Sea como sea, es impresionante, como toda la catedral.

Y por supuesto, el mar.
¿A qué niño no le gusta la playa? Aunque sea en invierno.

También merece la pena darse un paseíto por la playa.
Disfrutar de su sonido, de su brisa, aunque sea invierno.

Nos llevamos muchos rincones bonitos.
Muchas risas y conversaciones con muchas personas agradables.

Recuerdos que nos llevamos en el corazón y en la retina para siempre.

Y otros recuerdos que no van a durar tanto
y que nos vamos a deleitar en el aeropuerto.

Palma, una gran ciudad en una gran isla.
Vinimos volando, volvemos volando.